viernes, 9 de julio de 2010

Por la ciudad...

Madrugada de miércoles. Karaoke en el bar Mithos de San Miguel de Tucumán. Con la mayoría de mis compañeras. Tenía muchas ganas de conocer el karaoke del amor pero nunca pensé que mis compañeras me iban a exigir cantar, y a mi no me gusta cantar cuando hay mucho público. No me gusta mi voz. Siento que soy un extranjero en todas partes porque mi tono no se asemeja a ninguno. Mi voz es bastante peculiar y la gente le gusta mofarse de la misma y eso no me gusta. Luego de un regreso a casa agotador por la caminata llegué a mi casa a las 5 AM.
Luego de dormir 4 hrs. me levante para ir de compras. Me compré una campera y un libro (“Los boys” de Junot Díaz) A las 11 am ya estaba yéndome a jugar al futbol al Munt. Todavía me duelen los golpes que me dieron en el juego.
La cartelera se dividía en dos. La Sinfónica de Buenos Aires o diferentes artistas.
Luego de dormir mí merecida siesta. Me dirigí a ver la Sinfónica de Buenos Aires. Cansado y todo decidí no perderme este espectáculo.
Fue realmente risorio ver que luego de 40 minutos ya me tenía que retirar del lugar. Luego de dos canciones se fundieron unos fusibles en la ex estación ferroviaria y tuve que retirarme, triste por la mala noticia.
Hace mucho tiempo que no camino de noche, solo, por los alrededores del centro de la ciudad. El paseo fue extenso porque caminé alrededor de 25 cuadras para ir al otro evento.
El tráfico en Tucumán cada vez es más espantoso. Me dieron pena las personas que manejaban. Taxistas enloquecidos que insultaban a conductores primerizos y algún que otro que nunca aprende. Taxistas muy irrespetuosos que en su peor versión escupían los autos que no avanzaban como ellos querían.
Siempre estaban los que querían pasar primero y también los que no sabían cuando pasar. Era de noche pero parecía de día.
Caminando se me acercó un chico con capucha. Tuve miedo y odio tener este miedo. Pero también no me gusta la palabra “odio”. No me gusta esta sensación de no confiar en nadie.
Continué caminando sin ningún percance. Esta víspera de la conmemoración de la declaración de independencia tenía colores bastante lindos. Fuentes con luces y prendidas, cosa que pocas veces sucede.
Llegué a la plaza San Martín donde se realizaba el otro evento. No había mucha gente pero parecía lindo. Alrededor del escenario y en posición semicírculo unas personas con palos y banderas del CCC que no sabía que significaban. Sus banderas no dejaban ver a las bandas que tocaban y eso me ponía de mal humor. Creo que confunden los momentos para protestar. Era un día de festejo y no de protesta. Yo no tengo problema con que protesten pero que elijan el momento. Después aparecieron los autoconvocados de la salud. Con sus bombos no dejaban escuchar la música, pero a ellos no les importaba. Y eso es propio de nosotros. No importarnos nada los otros.
El mal humor, el hambre y el verme solo hicieron que me fuera antes de tiempo. La víspera del 9 de Julio no resulto como esperaba pero fue lindo caminar por la ciudad. Puede ser que haya sido yo el de la mala suerte pero también es sabido que pocas veces los eventos salen a la perfección.

No hay comentarios:

Publicar un comentario